
El legado de Rodolfo Hernández: Un llamado a la renovación política de Colombia.
Como Director Nacional de nuestro movimiento, no puedo evitar sentir que estamos ante un punto de inflexión. El ingeniero Rodolfo Hernández, con su estilo directo y su autenticidad innegable, logró lo que muchos creían imposible: trascender las gastadas etiquetas de uribismo y antiuribismo que por tanto tiempo han definido nuestra política.
¿Qué nos dice esto sobre Colombia? Sin duda, que nuestro pueblo ha madurado. Que está hambriento de una política que vaya más allá de las polarizaciones estériles y se centre en las necesidades reales de la gente. La franqueza de Rodolfo, con sus virtudes y defectos a la vista, representó un soplo de aire fresco en un ambiente político viciado por la simulación y el cálculo.
Pero no nos engañemos: el desafío que tenemos por delante es monumental. La columna de Ospina es un llamado urgente a la acción, un recordatorio de que el statu quo ya no es una opción viable para Colombia. Necesitamos líderes que, como Rodolfo, se atrevan a desafiar lo establecido, que trabajen incansablemente por el bien común y que mantengan su integridad en el proceso.
Como organización, asumimos este reto con total convicción. Nos comprometemos a luchar por los cambios estructurales que nuestro país exige: una economía robusta que beneficie a todos, la erradicación implacable de la corrupción y un Estado que realmente sirva a sus ciudadanos.
Sin embargo, este no es un camino que podamos recorrer solos. Hago un llamado a cada colombiano, sea parte de nuestro movimiento o no, a que se una a esta causa. El legado de Rodolfo Hernández no puede ser solo un recuerdo; debe ser la chispa que encienda una verdadera transformación en nuestra forma de hacer política.
La honestidad radical, el trabajo incesante y el genuino deseo de cambio que encarnó Rodolfo no son solo ideales abstractos; son herramientas concretas para construir la Colombia que merecemos. Una Colombia donde la lógica, la ética y la estética no sean simples palabras, sino los pilares sobre los que se construya nuestro futuro.
El camino no será fácil. Habrá resistencia, obstáculos y momentos de duda. Pero si algo nos enseñó la sorprendente carrera política de Rodolfo Hernández, es que los colombianos estamos listos para el cambio. Estamos dispuestos a apostar por lo auténtico, por lo diferente, por aquello que realmente puede transformar nuestras vidas.
El futuro de Colombia está en nuestras manos. No en un futuro lejano, sino hoy mismo. Cada decisión que tomamos, cada voto que emitimos, cada conversación que tenemos sobre el rumbo de nuestro país, es una oportunidad para honrar el legado de aquellos que se atrevieron a desafiar el sistema.
Actuemos, pues, con determinación. Con la sabiduría que nos da nuestra historia y con el amor inquebrantable por esta tierra que todos compartimos. El verdadero homenaje a figuras como Rodolfo Hernández no está en las palabras, sino en las acciones. En la construcción diaria de una Colombia más justa, más próspera y más auténtica.
El desafío está lanzado. ¿Estamos listos para asumirlo?
Por: Camilo Larios, direccion.nacional@soyliga.org

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